Me muero y se me mueren los poetas
del córpore insepulto y el hallazgo.
Me caigo y se me rompe el maestrazgo,
drenado de venablos y saetas.

Me vuelo y se me vuelan las cometas.
Caído, se me rompe el alma, yazgo
-al traste el claroscuro mecenazgo-
sobre el tecnicolor de las violetas.

(Acerca de esta inmensa artesanía:
¡qué fosas oceánicas engullen
las lágrimas rendidas por mis ojos!)

Me hiero y voy sangrando poesía;
mil versos al segundo me rehuyen,
catorce se me abrazan todo rojos.

 

Menesteroso muero en el olvido
de los pobres poetas sin futuro,
mendigo del arcano claroscuro
que agota en la palabra su sentido.

Se me para el motor del colorido
y en la salud del vil metal me curo
-gris perla, gris ceniza, gris cianuro-
roncando un estertor fortalecido.

(Acerca de esta intensa geometría
contorsionada en ángulos perversos:
¡qué sobrio testamento literario!).

Me hiero y se me escapa la agonía
por los cuatro costados de los versos
que jalonan mi oculto itinerario.

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El vértice del frío

por Antonio José Mialdea (Córdoba, España).

Ahora que en mis sueños atardece
por última vez escribo en el vértice del frío
y sólo tú podrás quebrar mi sombra.
Si hubieras visto el mar anegado de flores,
y tu palabra en tus manos y en mis manos el aire
ardiendo entre dos gotas de rocío,
comprenderías por qué construyo el mundo
en este lienzo en que las olas son olores.
En el vértice del frío.

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Invéntame

por María Cristina (Las Palmas de Gran Canaria).

Nuestro río
bordea la dura marea
de sentimientos
cuando baño tu cuerpo
ensucio el mío
en este alicaído pájaro
tu piel de astillas
sin las, sin pico
sin nada
perseguido por la tormenta
vuela frágil.

somos tontos como claveles
tontos como tantos tontos, no circulares
a veces creamos tonteras rupturistas
a veces nos condecoran por nuestras tonteras
tontos de tomo y lomo, tontos de raíz
tontos en la tormenta y Arica
nos guíamos por calendarios tontos
creemos en dioses tontos
y como tontos, tantos son los que nos aman
tontos crecimos, tontos resucitaremos
tontos nos vamos, tontos de hierro
tontos los necios , (no tan tontos como creen)

ser tonto produce una agradable sensación de autonomía
no confundir, -somos tontos no insolentes-
redundamos en vasos vacíos
resonamos en megáfonos apagados

tontos con abolengo, tontos con pedegree
tan pronto como cambiemos
tonto blanco a tonto gris....

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Mi rosa galena

por Jaro Godoy (Mar del Plata, Argentina).

 

Si, dulcemente
voy a raspar un fósforo,
en tu alma y te encandilaré.

Bajo la dulce sombra, la rosa galena tiembla,
Guardan sus ojos el miedo robado a las nietas del deseo,
burbujea sus contratiempos la pasión de la lluvia,
como el violín asustado del santo ruiseñor.

Señora de las tormentas bajo tus dulces manos,
Se estremecen los barcos ebrios del poeta,
Estrella enterrada, pulida con tu aliento,
Como la tristeza de un deseo,
Que ha perdido su alma.

Mariposas imperiales de un trono de agua,
Corren desesperadas por la noche,
Gritando tu nombre anadiamantado,
Susurrando apenas al amor,
Como una primavera que aun no ha sido traicionada.

Almendro virginal en el eco solitario del mar,
Encendido silencio en el idioma floral
De una canción extraviada por un ángel ebrio.

Nocturna rosa galena,
Desde los astilleros del invierno se escucha la voz,
El amor solo es una respuesta,
Con demasiadas preguntas.

Para Ana , la rosa de un jardín aun no inventado.

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El gran poema invisible

por Jaro Godoy (Mar del Plata, Argentina).

 

He desnudado todas las mañanas buscando aquel poema,
Que al ser partido en dos guardara tu nombre en su sombra,
He despojado a la primavera de su trono,
Soñando encontrar el polen con el que nacen tus besos.

He buscado en el ojo gitano de la noche y el deseo,
El cabalgar herido de tus sueños,
Y he cruzado las aguas azules de la muerte y el pecado,
Buscando para ti el gran poema invisible.

Aquel que embruja tus labios y desparrama por tu cuerpo,
El enjambre asesino de siete muchedumbres en celo,
Y desnuda un baile inmortal de manzanas,
En las trompetas moribundas de un sediento mar.

He disfrazado los dioses en el callejón perdido de mis palabras,
Y en el cementerio de poemas sutiles, he bailado ebrio,
Conjurando mi locura a penetrar los encantos encendidos de tu sed,
Para desojar tu mirada en el madero indio que arde en el tiempo.

Rota la luna en diamantes,
Me he quedado con la piel del más bravo guerrero de la oscuridad,
Para ofrendarte en el fuego salvaje de su odio más preciado,
El gran poema invisible,
Que entre palabras de agua se escribía por tu alma.

 

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Mi jardín de haikus

por Juan Alberto Campoy Cervera (Madrid, España).

 

HISTÓRICOS

I

Cesar, rodando,
con Pompeyo ha topado.
Idus de marzo.

II

¡Cuán tarde, Roldán,
sonó en Roncesvalles
tu olifante!

AMOROSOS

I

Tú, sí, eres tú
mi pequeño tesoro,
mi unicornio azul.

II

Valle del Jerte.
Entre cerezos en flor,
mi amor muere.

 

LÚDICOS

I

Arremangose,
pegó cuatro voces
......y echó a correr.

II

El despertador
taladra mi cabeza.
Otro día empieza

 

III

Esto que ahora lees
y pronto no leerás
sólo un haiku fue.

OTROS

I

Valles y campos
el sol inunda de luz.
Umbría el alma mía.

II

Algo más útil
que maldecir tinieblas:
prende una vela.

 

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Las mates no mienten

por Daniel Alda (Barcelona, España).

 

¿Cansada de fiarte del corazón?
No te preocupes, te voy a explicar;
La ciencia no te va a engañar.
Lorena, ámame con cognición.

Ya basta de obviar la razón.
En los tercetos te va a tocar sumar.
De las mates te tienes que fiar,
te dirán, que juntos, tú y yo acabar.

Un 19 de abril, fue tu nacimiento.
Yo por entonces tenía 2 años,
2 son los sonetos que he escrito.

Añade un cero, 20, son tus años.
Otro más, 200, todo el mar maldito.
Uno más, 2000 besos nos daremos.

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Persignatorio

por José Seoane (A Coruña, España).

 

El signo de la cruz.
En sus labios.
Cuando acude.
Asombrosamente hermosa.

Sus manos unidas con piedad.
Me conceden su absolución.
Prendida en mi alma.
Se aleja de mis brazos como aroma.

Y me persigno cada día, cada noche.
Cuando afuera llueve, dentro arrecia.

La cruz es el signo.
De su belleza.
De mi sacrificio.
Cuando rezo la pena en silencio.

Se deshace en mil oraciones.
Después le entrego mi pecado.
Llorando dulcemente dice
-nada es cierto-

Y persigno cada lágrima, cada plegaria.
Cuando afuera arrecia, dentro muere.
Y persigno cada lágrima, cada plegaria.
Cuando afuera muere, dentro entierra.

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Lagrimal

La lágrima en el ojo del cielo.
Ni rastro de ti en la tierra.
Abrocho tu belleza y la noche
Y cuelgo mi corazón en el rompiente.
Dreno tu lágrima en el cielo.

Lágrima derrama y resbala en el cielo.
Santifico la sangre de mis heridas.
Es tan triste la caricia y la tierra…
Y es una pena lo nuestro.

Lágrima en el ojo del cielo.
Llorar aquí es más fácil.
Te despierto del sueño con un beso
Y abrazo tu belleza en la noche.
Después ahogo mi corazón y el rompiente
Con la lágrima que cuelga del cielo…

 

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Para que entre la luz...

por Rubben (Alcalá, España).

Él dice;
Mientras ella engatilla.
“¿Qué hago con esto de aquí dentro?”
Si no sirve, dispara. Él dice;
Mientras ella se lo monta.
“Amar tanto no puede ser bueno”.
Pieza de manicomio. Ahora él apenas habla.
Solo cuenta las venas de sus brazos.
Cuando llueve, baila y llora.
Queda tan poco.
Le queda tan poco. Él dice;
Mientras ella se desvanece.
“Deberías esforzarte, cariño”.
No volveré a salvarte. Él dice;
Mientras cuenta los disparos.
“La vida es tan perfecta”
Que siempre me hace reír. Ahora él nunca habla.
Solo cuenta las venas de sus brazos.
Cuando llueve, baila y muere.
Queda tan poco.
Le queda tan poco. Se roció de gasolina
la noche de San Valentín.
Fue una hoguera tan hermosa…
Siento tanto calor. A tu lado.
Siento tanto calor. A tu lado.

© José Seoane 2004.

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Torno al sino borgoña
donde muge el fieltro
de tu palabra torva.

La mano sola de curvas tarda
en el lustre calmo
que tiñe los brazos de sangre
muda.

Púgil del pudor
rezagado en mi umbral
hasta lo suave del azul que
........................................escondo.
Entre los silencios que no supo
funda el sitio de nuestro sudor.

© Analía Rodríguez 2004.

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Sólo la nieve que la pasión congela
detendría mi corazón para olvidarte,
moriría de mi batalla el estandarte,
reflejos de tu amor vueltos en tela.

Quien pueda a mi enemigo plantar cara
abra mi pecho en pavorosa herida,
que aún con el cuerpo sin la vida,
sería mi corazón el que te amara.

Extrae de mis pupilas tu sonrisa,
devuelve a la belleza lo que es suyo,
serás de las montañas el murmullo
en las aguas escarchadas por la brisa.

© Gabriel Martín García 2004.

Quan el mestre ens llegia la Divina Comèdia,
una espasa de llum omplia d'or la classe
de segon, impulsava el vol prodigiós
de les paraules altes de Dante Alighieri,
avançava tres dècades a cavall d'un record
que se m'instal·la a prop, ajagut resplendent
als peus del professor que sóc ara mateix.
D'aquí a trenta-tres anys, he de creure feliç
que un d'aquests que m'escolta sentirà la fiblada
penetrant d'una espasa. Sabrà veure d'on ve?

Ya sabes que te sueño en los perfiles del mundo.
Allí esperaré tus besos cada tarde.
Soñarte es morir, lo sé, pero no importa.
Morir así es como rescatarme
del sueño de tener que vivir clavado en la memoria
de aquellos besos -¿recuerdas?- que lloraron en el aire.

 

Ahora te seguiré queriendo
aunque tu voz se haya escondido para siempre entre las olas
y mi voz se haya convertido en un velero cansado.
Hemos envejecido de repente con la sola mirada del deseo.
Ahora te seguiré queriendo
con ese amor que carece de palabras,
ese amor que no tiene más memoria
que la del mismo amor naciendo.

 

Entre el café y tu mirada
algún verso escondido. Te llamo,
me llamas
y que decida este sorbo de sangre:
si hoy es preciso morir moriré
entre tu olor mojado de lirios
y abrazado a tus pies descalzos.
Mañana sólo es mañana.

 

© Antonio José Mialdea 2003.

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Esto no es una cuaderna vía
trata de un grumete viejo que con disfraz de hidalgo capitán,
viento en popa a toda vela, había atravesado mares y
engañado a la ciudadanía, a las tripulaciones,
a los estibadores, a las reinas del burdel y a algún que otro
grumete de los de verdad.
Todos decían: ¡Oh qué hidalgo capitán!
Y él disimulaba y emprendía un nuevo viaje no se fueran a rayar
cambiaba de uniforme, guerrera, penacho, bandera real, pirata o de nike
Así recorrió el mundo, el Bercial y Medellín
aprendió el Eusko Gudari, vallenatos, nuevas tecnologías, a tratar con
la guerrilla
y un poco de portugués, con acento en la e.
No estuvo en Eurovisión y llegó tarde al mayo francés,
de té y pastas a intrépido radical, y ya no es un chaval.
Tiene un cofre “petao” donde guarda sus tesoros literarios
Junto a un mapa del tesoro que algún día amenaza con desplegar y
ahora y a la sombra del membrillo
saca alguno de sus textos favoritos. Sin rima
¡Ojo! que sólo quiere engatusar, engañar, enamorar y que sigan todos
diciendo : ¡Oh qué hidalgo capitán!
Pero a mí, ¡no me la da!

© Chema Salguero 2003.

Antología del grumete viejo (citas):

Hay otras mesas además de las mesas militares y de las mesas de conferencias (...) pensemos alrededor de la mesa del té, no renunciamos al pensamiento en torno a la mesa del té (...) ¿No estaremos exagerando nuestra incapacidad, sólo porque nuestra incapacidad nos expone quizás al insulto, quizás al desprecio?

VIRGINIA WOLF

 

Quieren la guerra, pero no les vamos a dejar en paz

JOSÉ SARAMAGO

 

..Pero llegarán los atletas que hace tiempo esperamos y ocuparán el ancho
horizonte con luz de dignidad. Atletas de la paz, de las ideas, Atletas del
sueño de un mundo mejor Atletas del corazón fraterno, de los sentimientos
Atletas de la buena intención. ¡Estos son los que esperamos!...

LUÍS LLACH Y MIQUEL MARTÍ I POL

...dejadnos fuera de las guerras, no somos aptos para ellas porque nuestras
madres nos han educado para que demos besos al adversario.

LUISA MURANO

La Sombra del Membrillo 2003-4.